Immanuel Kant fue un filósofo prusiano nacido en 1724. Fue el primero y más importante representante del criticismo y precursor del idealismo alemán. Su pensamiento fue, y sigue siendo muy influyente puesto que estableció una síntesis superadora entre empirismo y racionalismo. Destaca su obra “Crítica de la razón pura” publicada en 1781, con una segunda versión en 1787, explora cuestiones fundamentales sobre la naturaleza del entendimiento humano y los límites de nuestro conocimiento.
La filosofía kantiana trata de resolver tres problemas principales, y solo si se consigue una solución parar los tres podremos conocer qué es el ser humano.
¿Qué puedo conocer? Kant desarrolla su teoría de la metafísica y el conocimiento en su obra “Crítica de la razón pura”
¿Qué debo hacer? Basa en este problema sus teorías sobre ética y política en la obra “Crítica de la razón práctica” (1788)
¿Qué me cabe esperar? Indaga también en su teoría sobre la religión en obras como “Metafísica de las costumbres” (1797) y “La religión dentro de los límites de la mera razón” (1793).
Para desarrollar su teoría del conocimiento, Kant toma como modelo la física-matemática de Newton, un saber seguro en el que todos los científicos están de acuerdo, cosa que no ocurre en la metafísica. Kant va a analizar esa ciencia y así ver cómo la razón obtiene conocimientos verdaderos. Con esto, Kant quiere conocer cuáles son las unidades básicas de la ciencia, para analizar si es posible aplicarlas a la filosofía, ya que la ciencia ha avanzado mucho y muy rápidamente en los últimos años y la filosofía lleva cientos de años preguntándose lo mismo. Llega a la conclusión de que los juicios son esa unidad básica, siendo la ciencia un conjunto de juicios. Kant analiza esos juicios y distingue tres tipos.
Juicios analíticos a priori: No amplían la información sobre el sujeto y no necesita de la experiencia para ser validados, son universales y necesarios. Pertenecen a las ciencias formales, y aportan una verdad segura.
Juicios sintéticos a posteriori: Amplían la información sobre el sujeto, pero necesitan de la experiencia para ser validados, son particulares y contingentes. Pertenecen a las ciencias experimentales y aportan una verdad probable.
Juicios sintéticos a priori: Son un tipo de juicio muy peculiar e importante, que supone grandes avances para la ciencia. Aportan información sobre el sujeto, pero no requiere de la experiencia para ser validado, siendo universal y necesario. En estos se basan los principios fundamentales de la matemática y la física. Ejemplo: La recta es la distancia más corta entre dos puntos.
Establece además una diferencia entre el fenómeno, aquello que podemos conocer a través de nuestros sentidos, lo a posteriori, y el noúmeno, lo a priori, la cosa en sí que no podemos conocer a través de nuestros sentidos.
Kant, en la estética trascendental, explica cómo son posibles los juicios a priori en las matemáticas. La estética se ocupa de la sensibilidad, de la capacidad de captar el mundo a través de los sentidos, y todo lo que la sensibilidad le proporciona al sujeto son intuiciones empíricas, un “objeto para mí”. Estas intuiciones empíricas poseen un contenido material que procede de la realidad, del objeto que se conoce, y un elemento formal que procede del sujeto. La realidad envía al sujeto un caos de sensaciones que este organiza mediante las formas a priori de la sensibilidad, espacio y tiempo, que no son propiedades del universo, sino el modo humano de percibirlo. No es posible conocer el espacio ni el tiempo (noúmeno), pero es imposible conocer al margen de estos puesto que son el modo de conocer del ser humano. Ahora bien, según Kant, a pesar de que lo que el ser humano conoce procede en parte de lo que él mismo pone a la hora de conocer, el conocimiento sensible no es subjetivo, no depende de cada persona dado que espacio y tiempo son trascendentales y universales, iguales y comunes para todos los seres humanos. Lo que demuestra que espacio y tiempo son universales, es que las matemáticas, construidas sobre estas dos bases, también lo son, lo que permite la existencia de juicios sintéticos a priori en esta ciencia.
En la analítica trascendental, Kant explica cómo son posibles los juicios sintéticos a priori en la física. Para Kant comprender es la función propia del entendimiento y se realiza mediante conceptos; comprender los fenómenos es poder referirlos a un concepto y esta actividad se realiza a través del juicio. si la sensibilidad proporcionaba intuiciones empíricas, el entendimiento proporciona conceptos empíricos, a posteriori, y provenientes de la experiencia, pero también existen los conceptos a priori o categorías. Estos últimos son los que no proceden de la experiencia, son condiciones transcendentales necesarias para que podamos conocer, ya que no podemos conocer ningún fenómeno sin aplicarle estás categorías, que abarcan aspectos como:
Cantidad: Universales, particulares y singulares.
Cualidad: Afirmativos, negativos e indefinidos.
Relación: Categóricos, hipotéticos y disyuntivos.
Modalidad: Problemáticos, asertóricos y apodiáticos
Causalidad: Coincide con Hume en que no procede de la experiencia, pero afirma que, aunque es puesta por el sujeto, no es subjetiva, porque siendo una categoría, es un modo de pensar los fenómenos, y por tanto universal.
El dato sensible necesita de las categorías para convertirse en conocimiento, pero los conceptos sin contenido sensible estarían vacíos. Aunque lo que se conoce proviene del sujeto, el conocimiento intelectual no es subjetivo, ya que está condicionado por categorías trascendentales, iguales y comunes para todos los hombres. La existencia de la física como ciencia universal demuestra la existencia de las categorías como universales y a priori, lo que permite la existencia de juicios sintéticos a priori en esta ciencia.
En la dialéctica trascendental, Kant ya no se pregunta cómo son posibles los juicios sintéticos a priori, sino si son posibles estos en la metafísica. La dialéctica se ocupa del funcionamiento de la razón, y por tanto de la posibilidad de la metafísica. Se basa en el conocimiento intelectual, conectando unos juicios con otros formando razonamientos. Kant concluye que estos juicios no son posibles en la metafísica, que trata de conocer “yo, Dios y mundo”, ideas trascendentales que no dependen de la experiencia. Concepto y juicio al fin y al cabo son un concepto y un juicio, pero los razonamientos son incondicionados, siempre querremos saber más, a partir de un razonamiento que responda a una pregunta, pueden salir muchas más preguntas. Yo, Dios y mundo no forman parte del mundo sensible, son noúmenos, a priori, cosas en sí, y no puede haber ciencia más allá del fenómeno. La metafísica pretende conocerlos en sí mismos, al margen del sujeto y no puede haber conocimiento de noúmeno, es decir, que la metafísica lleva intentando saltar el muro de la experiencia cientos de años, y esto sucede porque la razón es una facultad que sintetiza, que tiende a unir. La razón sólo funciona legítimamente cuando recae sobre datos de la experiencia, pero tiende a ir más allá y entonces hace uniones, que son los objetos de la metafísica. Sabemos que no vamos a poder conocer la respuesta a las preguntas fundamentales de la metafísica, pero lo seguimos intentando como si de llegar al lejano horizonte se tratara, con el fin de estar cada vez un poco más cerca, aunque sepamos que nunca llegaremos. Pese a esto, Kant, no renuncia a conocer estas ideas trascendentales, solo establece que es imposible desde el punto de vista teórico, pero deja la puerta abierta de cara al punto de vista práctico.
Para Kant, la razón tiene dos funciones, una teórica y otra práctica, la razón teórica se ocupa de conocer cómo son las cosas (juicios) y la práctica de cómo debe de ser la conducta humana (imperativos). La ética kantiana quiere responder a la segunda pregunta fundamental de su filosofía ¿Qué debo hacer?
Kant desarrolla su teoría sobre la ética humana en su obra Crítica de la razón práctica, y la basa en la existencia de una ley moral universal, expresión de la razón humana y tiene un carácter de imperativo categórico, es decir, de mandato incondicionado que implica a toda voluntad (los imperativos hipotéticos son los que quieren conseguir un fin). Además, tiene que ser apriórica, porque sólo si es a priori es universal.
Kant criticó las éticas materiales que son empíricas, heterónomas... y busca una ley universal no empírica, sino a priori y autónoma, vacía de contenido, es decir, que no establezca ningún fin. No te dice qué debes hacer, sino cómo hacerlo. Esta ley se rige por imperativos, concretamente el imperativo categórico “Obra solo según una máxima que puedas querer que se torne en ley universal”. Las características principales de esta ley moral son que es autónoma, ya que el ser humano es autónomo y al cumplir la ley se está obedeciendo a sí mismo, además de ser la única ética compatible con la dignidad humana, al dejar al hombre tomar las decisiones, confiando en que tomará buenas decisiones. Además de esto, es universal, ya que proviene de la razón y la razón es universal y propia de todos los hombres.
Si bien es cierto que Kant establece que no es posible conocer las ideas trascendentales “Yo, Dios y mundo” desde la parte teórica de la razón, no cierra la puerta a que estas puedan ser conocidos desde la razón práctica. Reflexiona sobre esto, intentando encontrar respuesta a su tercera cuestión, ¿qué me cabe esperar? Kant establece unos postulados de la razón práctica, ya que en el uso práctico no se puede hablar de argumentos (uso teórico), sino de postulados, es decir, condiciones indispensables para la existencia de un hecho. Los postulados de la razón práctica son tres: libertad, inmortalidad y existencia de Dios
Libertad: La existencia de la ley moral exige, en primer lugar, la libertad, el “deber” por parte del ser humano supone el “poder”. Si el ser humano no tuviera un dominio sobre sus actos, si no pudiera determinar su comportamiento desde su voluntad, no tendría sentido que existiera una ley moral universal y trascendental, dada por la razón. Por ello debemos suponer que el ser humano es libre.
Inmortalidad: Se nos exige ser virtuosos, y es imposible llegar a la virtud en una sola vida, por tanto, tengo que suponer la inmortalidad del alma y que tendré una existencia ilimitada para poder alcanzar esa virtud. Un deber que no se pueda realizar carece de sentido.
Existencia de Dios: Dado que en el mundo puedo apreciar una diferencia entre el “ser” y el “deber ser”, tengo que suponer la existencia de Dios, el único que puede garantizar esa diferencia con un juicio justo que conceda la salvación.
Kant, en cuanto a política, con un folleto publicado en 1795 y titulado Paz perpetua defiende un pacifismo jurídico e institucional, que se concreta en tres afirmaciones:
En la situación internacional son muy comunes las guerras entre estados, por lo que debería existir una autoridad, a quien se le permitiría usar la violencia de manera legítima y que evitarían el desorden interestatal.
Es necesario un cuerpo político internacional.
Es precioso que todos los países tengan instituciones democráticas y representativas, que tomen acciones y decisiones que afecten al ciudadano, ya que, si no, este no se verá implicado.