El hombre es social por naturaleza. Esto requiere normas: ley positiva, reflejo de la ley natural Sus objetivos son: la paz, la moralidad y los bienes necesarios para vivir. Si las leyes son injustas, no deben ser cumplidas, ya que no pueden venir de Dios, que es justo. Los tiranos deben ser derrocados salvo que esto vaya a causar daños mayores como un gran derramamiento de sangre.
En cuanto a la organización de la sociedad, Tomás de Aquino establece 2 ciudades basándose en la obra “La ciudad de Dios”, de Agustín de Hipona. Por un lado, encontraríamos la ciudad celestial, formada por los que aman a Dios hasta despreciarse a sí mismos, donde reina la piedad, la justicia y la caridad. Por otro lado, la ciudad terrenal, formada por los que se aman a sí mismos hasta despreciar a Dios.
Las sociedades están formadas por una mezcla de ambas y los estados terrenales deben preocuparse porque todos los habitantes dispongas los bienes necesarios para vivir.
Para Tomás de Aquino, el fin último de las ciudades es un fin en sí mismo, la búsqueda de la paz. El ser humano es social por naturaleza y también por naturaleza busca la paz. Mientras que la ciudad terrenal busca la paz en sí misma, la ciudad celestial la busca como medio para alcanzar la paz eterna, la salvación.